Cuando mi apasionada súplica ardorosa,
de la llanura del mar
rescató por fin tu pobre alma;
hundida en angustia y tormento,
te retorcías las manos en triste lamento
y condenabas tu innoble pasado.
Y azotada por el recuerdo, ensangrentada,
acuciando la conciencia dormida,
derramaste el espantoso relato
de tu vida, antes de conocernos.
Llena de vergüenza que no moría,
cubierto con las manos el rostro lloroso,
amargas lágrimas en loca cascada
eran la señal de tu infinita desdicha....
N. A. Nekrásov
de la llanura del mar
rescató por fin tu pobre alma;
hundida en angustia y tormento,
te retorcías las manos en triste lamento
y condenabas tu innoble pasado.
Y azotada por el recuerdo, ensangrentada,
acuciando la conciencia dormida,
derramaste el espantoso relato
de tu vida, antes de conocernos.
Llena de vergüenza que no moría,
cubierto con las manos el rostro lloroso,
amargas lágrimas en loca cascada
eran la señal de tu infinita desdicha....
N. A. Nekrásov

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